En cualquier país civilizado y con una democracia real, practicada por toda la ciudadanía y respetado por los que tienen el poder, el proceso para elegir nuevas autoridades y el día en que el pueblo emite su sufragio es una fiesta cívica, gobernados y gobernantes se someten al imperio de la ley, ahí, nadie es superior a ella –ley-. En nuestro caso –Guatemala-, estamos en la recta final de concluir un proceso electoral que nos ha dejado más penas que glorias.
El día domingo 11 de agosto, definitivamente no fue una fiesta cívica, más bien, el pueblo demostró con creces, el hartazgo hacia la clase politiquera que se resiste a desaparecer. El Tribunal Supremo Electoral, convocó a 8 millones 150 mil 221 personas para emitir el sufragio en la segunda vuelta, pero, después de computar el 99.73% de mesas, los resultados fueron los siguientes: Giammattei sacó 1 millón 907 mil 696 votos, es decir el 23% del total de personas aptas para votar -8,150,221- y Sandra Torres recibió 1 millón 384 mil 5 votos, es decir el 17 %, en otras palabras, sumando los votos de ambos candidatos, apenas llegan al 40% del total de votantes aptos.
Así las cosas, señores políticos y patrocinadores deben poner sus barbas en remojo, ustedes no ganaron nada, ustedes no tienen la representatividad del electorado, ustedes no tienen el poder absoluto del pueblo. El resultado es legal, más no es legítimo, el 60 % rechazó la “propuesta” de los dos candidatos y/o rechazó el proceso electoral. Los ciudadanos manifestaron su hartazgo de la manera siguiente: 154 mil 291 personas votaron nulo, 33 mil 900 votaron en blanco y 4 millones 670 mil 117 personas simple y sencillamente no fueron a emitir su sufragio, reitero el 60 % manifestó contundentemente su rechazo a la partidocracia que al final, se volvió vulgar.
Los números son fríos y por cierto muy fríos, ahí están, nos refieren las estadísticas que ningún presidente había sido electo con tan bajo número de votos, nuevamente escribo, de 100 personas solo 23 votaron a favor de Alejandro Giammatttei, pero, hay otro elemento fundamental que no debemos dejar pasar desapercibido, los votos que logró Giammattei para alcanzar y rebasar a su contrincante, no fue dado por el elector porque le convenció el plan de trabajo de Giammattei ni mucho menos, fue dado por el rechazo rotundo y contundente que le causó la figura, la mentira y la doble moral de la señora Sandra Torres. Eso que no le quepa la menor duda al ganador, ni por asomo, debe atribuirse los votos por su capacidad o cosa parecida.
Sr. Alejandro Giammattei, debe convencer al pueblo que le dio el voto, con hechos y congruentes con la realidad de Guatemala, no de la patria del criollo. Dice usted que, los que lo acompañaran en los diferentes ministerios, son gente que viene trabajando desde hace más de tres años, son amigos, que juntos elaboraron su plan de gobierno, pues, ojalá ese plan contemple como mínimo más seguridad, salud, educación y trabajo acompañado de honestidad, responsabilidad y respeto. Usted nos ha pedido que nos esperemos hasta que tome posesión para darle palo, pero señor presidente electo, no cree usted que, es mejor prevenir que lamentar. Construya su equipo de gobierno sobre roca y no sobre arena, sea prudente y sabio para delegar responsabilidades, los puestos claves del gobierno (ministerios, direcciones, gobernaciones, SAT, etc.) no debe repartirse como pastel ni como premio de consolación, porque de imprudentes y soberbios ya estamos cansados y el gobierno de ellos ha sucumbido sin misericordia. Dese la vuelta, Jimmy Morales ha sido catalogado como el peor de los presidentes de TODA la historia del país, el 76 por ciento, desaprueba su gestión. La decisión es suya.
Contador público y auditor, docente universitario y ex alcalde comunitario.