Efraín Enrique Recinos Valenzuela fue su nombre de pila desde que le bautizaron en su natal Quetzaltenango a los pocos días de haber nacido. Sus padres fueron José Efraín Recinos Arriaza y María Trinidad Valenzuela. Nació el 15 de Mayo de 1928, y murió el 2 de Octubre de 2011 a los 83 años.
De joven estudió en la Escuela República de Costa Rica y en el Instituto Nacional Central para Varones, pasando más tarde por la Academia Nacional de Bellas Artes, destacando siempre por su genio inquieto y creativo. Se caracterizó además y durante toda su vida por llevar un estilo de vida austero y con muchas excentricidades que se reflejaron en su forma de vestir y de comunicarse.
Durante su época de estudiante trabajó en la Dirección de Obras Publicas ocupando el puesto de Jefe de Diseño en dicha entidad. En el año 1956 completó los estudios de Ingeniería Civil; su verdadera vocación fue la arquitectura, pero en la época en que asistió a la Universidad en Guatemala no existía la carrera. En el año 1968 viajó a Inglaterra a estudiar cerámica, mosaico y vidrio soplado; en ese viaje a Europa conoció la técnica del Trencadis, termino en lengua catalana que significa troceado o picadillo que aplicó en mosaico con maestría en varias de sus obras en Guatemala.
Como muralista destacó legando varias obras que pueden admirarse en los murales del Banco Crédito Hipotecario Nacional, en la Terminal Aérea La Aurora, la Biblioteca Nacional y en la fuente del Parque de la Industria. Como pintor su obra se encuentra en Pinacotecas públicas y privadas siendo sumamente apreciadas; una de sus obras más significadas en la Pinacoteca Municipal de Quetzaltenango instalada en el Centro Intercultural.
El re-diseño del Conservatorio Nacional de Música nos refleja de forma didáctica y sugestiva la historia del arte y la música, y su conocimiento de las mismas.
En los últimos años de su vida trabajó y dejó muestra de su inagotable ingenio en el “Cerro de Santo Domingo” en la Antigua Guatemala, en donde se aprecia su obra dispersa en un gran parque al aire libre, pero guardando una unidad creativa verdaderamente genial.
Pero donde quedó mejor patentizado su genio es en la magna obra que es el Teatro Nacional de la Ciudad de Guatemala, un conjunto monumental impresionante que destaca en el Centro Cívico y que, aun con sus atrevidas formas, se integra en el diseño de dicho Centro.
Otras de sus habilidades fue el deporte que practicó en su juventud, habiendo participado en los Juegos Olímpicos Panamericanos como atleta. En 1968 contrajo matrimonio del que nació su única hija Lorena.
El maestro Recinos reclamaba este pensamiento: “La pintura es poesía”. Y sin duda cualquiera de sus obras es inspiradora a partir del logro de presentar la esencia del mensaje que la misma interpreta, sea ésta en arquitectura, ingeniería, escultura, muralismo o pintura. En vida recibió importantes distinciones: la Orden del Quetzal y la Orden Mariano Gálvez.
Efraín Recinos no hizo la carrera, pero es reconocido como uno de los más grandes creadores de la arquitectura nacional.
Un quetzalteco de pura cepa.