El nivel de estudios superiores, reconocido en la Constitución Política de la República de Guatemala, debe corresponder al proceso formativo anterior (nivel medio), sin embargo no significa esto que sea un complemento o un nivel similar al anterior (Constituyente, 1985).
En nuestro país la educación superior está conformada por la universidad estatal (San Carlos de Guatemala) y las universidades privadas (bajo la supervisión del Consejo de la Enseñanza Privada Superior) (Monzón, 2013), que gozan de independencia, autonomía en el caso de la universidad estatal (Constituyente, 1985).
Basado en ello, el modelo curricular tendría que responder a un modelo de nación, es decir, un esfuerzo integrado de desarrollo acorde a las condiciones y necesidades del país –no precisamente económicas o de mercado–. Esto sin limitar las posibilidades de innovación, que permitan diseñar un currículo más avanzado.
Sin embargo, en la actualidad el modelo, no solo curricular sino didáctico, universitario es tan cercano al del nivel medio, que se llegan a confundir, y en muchos casos repite contenidos y modelos de enseñanza, cuando tendría que avanzar para alcanzar sus fines, que incluyen la difusión cultural, la investigación científica y el estudio y solución de problemas nacionales (Constituyente, 1985).
Con el desarrollo del concepto de la evaluación por competencias, surgido en 1974 en la Universidad de Columbia, la mayoría de niveles educativos pretendieron asumir un modelo curricular con esta base, con el objetivo de formar profesionales más integrales y adaptados la realidad (Currículo, 2010). Pero en muchos casos no se conoce o se malinterpreta esa realidad.
Salvo casos muy concretos, en la mayoría de universidades y carreras se diseñan currículos sin tener claro con qué intención, o qué tipo de profesional se busca formar. En este sentido, solo determinadas casas de estudios superiores diseñan sus modelos curriculares de acuerdo a su forma de pensamiento, y para formar profesionales que respondan a las necesidades de sus mismos grupos económicos, empresas e instituciones.
Además, los modelos de currículos cerrados y estáticos limitan la posibilidad de desarrollo de los estudiantes, que deben cumplir con una serie de créditos, de manera formal, aunque no aprendan, cuando tendrían que contar con la posibilidad de formarse en las áreas de su interés. Viendo en este sentido la especialización, no como un mundo aislado, sino con una base de conocimientos que permitan integrar su profesión a un esfuerzo colectivo de desarrollo.