El 14 de enero de 2020 inicia un nuevo período presidencial. Finaliza el hasta hoy llamado peor gobierno que ha tenido el país en toda su historia, no solo en la época democrática, que aún es muy joven. Jimmy Morales deja la presidencia de Guatemala con una herencia de: más pobreza, más niños desnutridos, más casos de corrupción e impunidad, desempleo, analfabetismo, carreteras destruidas, etc.
Cuando Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti fueron capturados en 2015, todo el país creyó que íbamos por el cambio, incluso Latinoamérica y el mundo en general vieron a la ciudadanía guatemalteca como un ejemplo. Sin violencia, sin armas, sin disturbios, el pueblo puso tras las rejas a un presidente, vicepresidenta y varios ministros. Lo que se soñó durante el conflicto armado, aquel ideal de justicia, de un estado de derecho, con instituciones de gobierno fuertes, respetadas, y funcionarios probos, se había alcanzado al fin, era una realidad.
Pero poco duró el sueño, con el cambio de gobierno en Estados Unidos, la presidencia de Donald Trump, se acabó el sueño, no era algo en donde solo los guatemaltecos habían trabajado para lograrlo, se requirió como siempre apoyo internacional, y es que si llegar a este punto fue responsabilidad de un gobierno gringo en 1954, ahora también era la oportunidad de pagar la factura, y estuvo a punto de lograr su objetivo.
Ahora, de nuevo hay oportunidad, llega Giammattei, en realidad con pocas esperanzas, nadie con tres dedos de frente puede ni siquiera pensar en el cambio, el gabinete propuesto copado por exmilitares cuestionados, y algunos con acusaciones serias en tribunales, hace pensar en la continuidad del Pacto de Corruptos al frente del país, por lo que el destino es incierto para los próximos cuatro años.
Es por ello que he titulado esta nota del abismo al precipicio, porque cada fin de gobierno pensamos que ya no es posible otro peor; sin embargo, los políticos tienen la capacidad de sorprendernos y resulta que siempre hay uno peor. En realidad deseo que esta vez cambien la historia, sin embargo los antecedentes del futuro gobernante y sus ministros revelan lo contrario.
Esta página en la historia es responsabilidad de cada uno de los guatemaltecos que no asistieron a las urnas, y de manera responsable debieron elegir, dejaron el destino del país para los próximos cuatro años en manos de unos pocos. Será en 2023 que nuevamente podremos elegir de manera correcta, ojalá para entonces sí cumplamos con el país. Con todo y este escenario aprovecho la oportunidad para desearles a todos mis lectores un Feliz y Exitoso 2020.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.