Hace dos años, sabedores ya de quienes iban a ser las autoridades municipales de la flamante segunda ciudad del país, había muchas expectativas, algunos manifestaban que era necesario darles el beneficio de la duda. Otros se preguntaban como había ganado el Lic. Luis Grijalva, si no tenía la experiencia necesaria. Otros tantos decían que lo que estaba garantizado es que no iba a robar, porque era miembro de una congregación religiosa.
En los análisis que tuve la oportunidad de realizar siempre manifesté mi preocupación por el futuro de la ciudad. No se trataba de llevar al gobierno municipal a un buen hombre, era necesario además de ello que tuviera la capacidad de ejecución y gestión. Claro, él solo no puede hacerlo, por lo que debía acompañarse de un concejal con la experiencia necesaria. A la inexperiencia y falta de capacidad del alcalde, hay que sumar la del concejal primero, de esto estaba seguro, recibí criticas porque dicho concejal es compañero de trabajo en la universidad, sin embargo respondí que en mi calidad de analista no puedo sesgar mi opinión por ello. Por tanto, ya en aquella época auguraba el fracaso de la administración municipal. Tenía dudas con respeto a los síndicos, ahora ya no, porque son parte del fracaso, sencillo, quedaron a deber a los votantes.
Llama la atención y es doloroso escuchar los comentarios respecto a la pregunta, ¿por qué eligieron a las autoridades municipales?, y el sarcasmo cuando afirman ¡y no que la cuna de la cultura! ¿En donde quedaron aquellos quetzaltecos aguerridos, analíticos, críticos de su realidad, profesionales pensantes? Estas dos interrogantes deben estar en nuestra mente y quizá otras más, para no cometer el mismo error en las próximas elecciones. Lo que pasó en la cuidad es la base para presumir que toda la población fue sometida a una manipulación mental por medio de las redes sociales y otros medios de comunicación. La consigna en 2015 era votar por el menos malo, por el bonachón, por él ¡Ni corrupto ni ladrón! Algunos ciudadanos afirmaron que el voto por Grijalva fue por lástima. Sea cuales hayan sido las razones, hoy estamos sufriendo las consecuencias.
Luego de la breve reflexión vertida en el párrafo anterior, explico por qué la administración municipal es un fracaso. El alcalde afirma que no hay recursos para solucionar el problema del deterioro de las calles, otro funcionario dice que al momento las arcas municipales tienen Q 125 millones, producto de la falta de ejecución. Tenga o no razón, el funcionario que afirma la existencia de recursos, algún asesor, sindico o concejal debe informar al señor Grijalva que existen las transferencias presupuestarias. Cuando no se puede ejecutar un proyecto el recurso, puede transferirse según las necesidades del municipio a otra partida presupuestaria, la base legal la encuentra en el Código Municipal, en la Ley General del Presupuesto y en la legislación pertinente.
Da la impresión que el interés es dejar pasar los días, correr el mínimo o nulo riesgo, con el miedo a tener problemas con la Contraloría. O como dijo el concejal Lima, «taparle el ojo al macho» colocando tierra, adoquines, u otros materiales en los cráteres de la ciudad. Es necesario recordar al alcalde y a la corporación municipal de la ciudad de Quetzaltenango que aspirar a un cargo público sin estar capacitado para ejercerlo es «CORRUPCIÓN», por lo que si la intención es no ejecutar para evitar riesgos en las auditorias futuras, igual serán recordados como CORRUPTOS por incumplimiento de deberes.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.