Uno de los problemas de las grandes ciudades es el congestionamiento de tráfico. Cada día son más y más los automóviles, y parece que no hay manera de controlar el aumento de los mismos. A las horas pico, el congestionamiento provoca estrés, ansiedad, choques y desesperación. Pero siempre hay vías alternas.
Lo descrito anteriormente es solo una metáfora que quiero utilizar para hablar del “congestionamiento mental” de los seres humanos. El cerebro humano siempre está produciendo y relacionando ideas entre sí. Por eso se dice que cada cabeza es un mundo diferente. ¡Y gracias a Dios! ¿Ya se imagina si todos pensáramos como usted? La sociedad sería un desastre.
El congestionamiento mentalhace que no todas las ideas expresadas caigan bien. A veces se expresan ciertos pensamientos, y los otros los entienden mal, creyendo que son un método de ataque; lo cual es completamente falso.
Los sentidos externos: vista, oído, olfato, gusto y tacto son las antenas que sirven para captar lo que está pasando en el ambiente externo. Estos sentidos elaboran un mensaje y lo transmiten a los sentidos internos: imaginación, memoria, sentido común e instinto. Los sentidos internos elaboran un mensaje y lo envían al cerebro para que éste elabore los conceptos que cada uno tiene registrados en la memoria.
Lo que quiero decir es que, hay momentos en los que la “mente” se congestiona por la cantidad de imágenes reproducidas por la memoria, la representación del pasado, presente y futuro a través de la imaginación, las acciones realizadas por el sentido común, y el obrar instintivo de cada individuo.
Tome conciencia por un momento de los pensamientos, ideas e imágenes que están en su mente. En muy poco tiempo usted puede pensar bien o mal, positiva o negativamente de su pasado, presente y futuro. La diversidad de pensamientos, ideas e imágenes es increíble; por lo que es indispensable ordenarlos.
Cuando hablo de la importancia de ordenar los pensamientos, me refiero a buscar las vías y los medios necesarios para evitar un colapso mental. En la mente hay ideas familiares, laborales, espirituales, económicas y afectivas. La actitud ante estas ideas puede ser positiva, negativa o indiferente. Lo cierto es que esa congestión mental puede provocar un caos intelectivo, afectivo y actitudinal. Las consecuencias pueden ser fatales.
¿Qué se puede hacer? Yo sugiero que cada uno tome conciencia de su ser y qué hacer en este mundo. Usted y yo hemos sido pensados por Dios y por eso existimos. Nadie ha nacido por gusto. Usted tiene una misión qué cumplir. El cumplimiento de esa misión hace meterse en camisa de once varas. Surgen preguntas como: ¿Por qué me metí a deudas? ¿Por qué me casé? ¿Por qué me consagré? ¿Por qué renuncié a mi trabajo? ¿Por qué inicié esta empresa? En fin hay tantas preguntas sin respuesta.
Hacen falta pocos días para terminar el 2018, y las preguntas sin respuesta siguen siendo presa de la mente. Las dudas, deudas, prisas, los problemas afectivos, las crisis familiares y labores están aquí; la gente buena y mala, hipócrita y verdadera, amigos y enemigos están a mi lado. Son parte de mi vida. ¿Y voy a permitir que esto me destruya?
No vale la pena seguir con ese congestionamiento mental. Use su creatividad para descongestionarse de todos esos pensamientos, sentimientos y acciones tóxicos. En estos últimos días del presente año aparte un tiempo para usted: camine, corra, nade, comparta con sus amigos, lea un buen libro, vaya a su iglesia para desempolvar su religión y disfrute los colores de la naturaleza. Esto le ayudará a encontrar vías alternas para descongestionar su mente. Una mente descongestionada genera sentimientos y acciones que le permitirán trascender en la vida.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.