La judicialización de la política en Guatemala, es evidente e inocultable, particularmente la encontramos al desnudo, en el actual proceso electoral; ejemplos para comprobarlo y demostrarlo, hay y en abundancia y la intención de esta reflexión, no es agotar los señalamientos por cuanto tiempo y espacio disponibles, serían insuficientes. Sin embargo, es oportuno señalar dos casos concretos, independientemente de otras situaciones que correlacional e inevitablemente, se vinculan con la situación derivada de la macabra intención, precisamente, de vincular y convertir en judicial, lo que, a todas luces, es un asunto político por definición por donde quiera que lo abordemos
Principiemos por el caso más reciente que tanto escándalo ha provocado al grado que, en una conversación, alguien dijo que esa ignorancia no la cometería, ni siquiera alguien que nunca haya pasado por la facultad de derecho de una Universidad y, mucho menos, por alguien cuya investidura, se localice en la cúpula de la estructura jurídica de un país. La resolución y burda maniobra de la Sala Segunda de Apelaciones de la Corte Suprema de Justicia para favorecer a una candidata a la Presidencia de la República, es algo que no tiene nombre ni apellido y sigue dando lugar a los más agresivos calificativos que se puedan imaginar y de los que únicamente se salva, quien razonó su voto argumentando el por qué, votó en contra de tan nefasta resolución. Pretender aplicar la Ley de Femicidio a la ley que regula la libertad de expresión, es una aberración jurídica que busca ocultar un conflicto de interés en forma nada disimulada; esto, por parte de cuatro de cinco, que avalaron la resolución. Por otro lado, está la candidata que, en su equivocada ingenuidad, solicitó la “protección” que según la Ley de Femicidio, es aplicable a mujeres que son agredidas o se sienten amenazadas por un hombre que las tiene o pretende intimidarlas. Desistir de tremendo error, no la salva de las consecuencias: la mancha le queda y no es nada improbable que los electores, se la cobren a la hora de emitir el voto.
La solicitud de esta “candidata desamparada” puede abordarse desde muchas aristas, pero, por su equivocada actitud, lo que está cosechando, según puede deducirse de la reacción social frente a su desafortunada pretensión es rechazo, inclusive, de sus simpatizantes pues un político o política en este caso, que pretende ampararse para reprimir a la prensa y que también pretende alcanzar la primera magistratura de un país, engendra una dictadura potencial que refrenda la frase coloquial que dice: si así es la víspera, como será la fiesta. Si la protagonista de este error que indudablemente atenta en contra de quien lo ha cometido, lo hubiera meditado antes, no hubiera reincidido como lo hizo: ya se había equivocado con su accionar contra los fiscales como también se equivocó la instancia que la “protegió” contra quienes solo cumplieron con su obligación de investigar un presumible financiamiento no declarado cuando la hoy candidata, lo era también, además de presidenta, del partido que la postulaba y la postula.
La otra aberración (merece otro calificativo que los electores sabrán suponer) jurídica es la cometida por el DIZ que juez, de dictar orden de captura contra una candidata que, por su seguridad y para protegerse, se encuentra en El Salvador en tanto la Corte de Constitucionalidad, resuelve su participación en el proceso electoral. Frente a esta también macabra determinación, se necesita ser sordo, mudo, ciego, idiota o irracional, para no entender la verdadera intención que esconde esta determinación; ya en un artículo anterior, lo señalábamos: la presumible intención que todos comentan y se supone; el miedo, el pánico que ha cundido en la cúpula gubernamental, lo más reaccionario de los que participan en el actual proceso electoral sin faltar “los ilustres” que conforman el contaminado pacto de corruptos, quien los dirige y quienes los apadrinan, etc., etc., además de otros intereses poco disimulados, son la verdadera causa, motivo o razón; pánico porque la afectada pueda participar como candidata y lo que para los detractores resultaría más terrorífico, que pueda triunfar e investigar a corruptos; esto y mucho más, es lo que está atrás de quien, atemorizado o su propia conciencia e incompetencia en el ejercicio del cargo, ahora se ha convertido en el juez más protegido del mundo. Según la prensa, necesita guarda espaldas hasta para caminar dentro del edificio donde despacha y a quien, el Ministerio de Gobernación le ha proporcionado, adicionalmente, además de guaruras, un vehículo blindado para su seguridad personal. Eso solo puede pasarle a quien sus actos lo denuncian, engorda su bolsillo, pero su conciencia, no lo deja ni dormir.
Soy un profesional comprometido con la transparencia, la crítica y la propuesta, e identificado con los problemas sociales; los intereses y necesidades de los de a pie. / lufesaldy@hotmail.com