El 7 de diciembre, se celebra la “quema del diablo”. ¡Ojalá de verdad se quemara! Es una tradición que data del siglo XVI cuando aún no existía el alumbrado público, y los que acudían a la procesión de la Virgen de Concepción, encendían fogatas en las calles para poder iluminar a los asistentes a dicha procesión. Además esta quema de hojas y desechos era una forma de ahuyentar al diablo. Se cree también que la quema del diablo es una tradición que anuncia el triunfo de la Virgen de Concepción sobre el diablo
Sin embargo, esta quema del diablo es una gran debilidad ecológica por la contaminación que provoca a lo largo y ancho del país. A los guatemaltecos aún nos hace falta una buena dosis de conciencia ecológica y de conservación del medio ambiente. No estoy en contra de las tradiciones de nuestro país; lo que sí no comparto es que algunos no tengan conciencia del medio ambiente y quemen basura por todos lados.
Por favor practique el valor de la prudencia para este día de la quema del diablo. No queme llantas, ni ningún otro tipo de neumáticos porque el daño que la hace a “nuestra casa común” es irreversible. Tiene razón el Papa Francisco cuando afirma: “existen formas de contaminación que afectan cotidianamente a las personas. La exposición de los contaminantes atmosféricos, la contaminación debida al transporte, al humo de la industria, la contaminación producida por los residuos, etc., hace que nuestra casa común se convierta en una porquería”,(Laudato Si, sobre el cuidado de la casa común, No. 20-21).
Aprovechando esta ocasión, quiero hablar de otros “ambientes” que también hay que cuidar y proteger: el ambiente personal; el ambiente donde usted vive y convive todos los días. Vale la pena meditar sobre la “quema del diablo personal”. El “diablo” es esa energía negativa existente en su interior que le permite hacer el mal a diestra y siniestra. Este tipo de energía sí que hay que quemarla, ahuyentarla y convertirla en cenizas. Si todos hiciéramos lo posible por sacar toda la “basura interna” para quemarla, Guatemala fuera distinta.
Desde temprana edad vamos aprendiendo ciertas actitudes negativas que nos conducen a la frustración y al pesimismo existencial. Sería interesante que, aprovechando las circunstancias actuales, usted quemara todo aquello que le estorba, toda la suciedad interna que le impide tener un “clima”, un “ambiente” sano para su familia, sus hijos, su empresa y para el país. ¿Qué le hace daño? ¿Qué es lo que le genera amargura e infelicidad? Es oportuno deshacerse de pensamientos, sentimientos y actitudes que no le ayuden a vivir como a usted le gustaría.
Hemos llegado a la recta final del año civil, y como dice la canción: “cuántas cosas han pasado, algo hemos aprendido y algo hemos olvidado” (Marco Antonio Solís). Comience a hacer limpieza en su casa. Evalúe su papel como padre o madre de familia, como administrador, como orientador, como catedrático. ¿Soy una persona tirana y autoritaria con los que tengo bajo mi responsabilidad? Recordemos que debemos tratar a los demás como nosotros queremos ser tratados.
Considero que a todos nos cae bien una limpieza profunda de mente y corazón. No puede seguir acumulando resentimientos, amarguras, odios e injusticias. Aproveche la simbología de la “quema del diablo”, y recoja su basura (actitudes negativas, malos hábitos), quemándola para siempre de su vida. Esta quema de basura debe hacerla regularmente; o bien, cuando sea necesario. En la medida en que usted saque y queme más seguido la basura acumulada en su mente y en su corazón, será más feliz y hará más felices a los demás.
Dios es el motor principal de mi vida, me gustan los retos. Soy amigo de la verdad y enemigo de la hipocresía.