La Asamblea General de las Naciones Unidas decidió que un día de los trescientos sesenta y cinco se dedique para celebrar los esfuerzos que realizan las sociedades y sus ciudadanos para combatir la corrupción en sus Estados.
En Guatemala se ha utilizado todo tipo de artilugios para que los ciudadanos no vean a la corrupción como uno de los grandes problemas que afronta la sociedad. Incluso manipulan a los medios de comunicación y a los comunicadores, compran las encuestas, y lo peor, asesinan, organizan balaceras, para que el ciudadano vea como el gran problema a afrontar, o que afecta a su familia, el de la delincuencia.
Y muchos caen en el juego, uno marcado con sangre, pobreza, desnutrición, analfabetismo. Hay ciudadanos que llegan a creer que la corrupción es parte de la vida cotidiana del guatemalteco, no hay que olvidar las frases del Presidente Morales, en las que afirmó que la “corrupción es normal en Guatemala”, o la del hijo de él: “comprar, vender o falsificar facturas es normal”. Si ellos lo dicen no sorprende que los empresarios la ejerzan.
El Cacif que agrupa a empresarios de todos los sectores y los representa, dicen ellos; ha cometido diversos errores al promover la corrupción en los gobiernos desde la misma historia de la creación del Estado guatemalteco, su peor error, si puede llamarse así, o su válvula de escape, que también puede ser, fue invertir millones de quetzales para realizar lobby en los Estados Unidos, con el objetivo de sacar a la Comisión Internacional Contra la Impunidad del país, hecho que lograron, pero no sabían lo que les esperaba.
Otra forma de desviar la atención es decir que primero debe el ciudadano guatemalteco hacer un acto de conciencia. En palabras de un presidente de la Cámara de Comercio de Quetzaltenango, decía: si usted ha realizado actos de corrupción, como pagar mordida a un oficial, por ejemplo, no es digno de criticar al gobierno. Esto es falso, si usted hizo eso, o pagó para agilizar un trámite en la municipalidad de su localidad, por una conexión de agua, luz, licencia de construcción, le tramitarán un cheque por pago de algo o un servicio prestado a organismos del Estado, “Usted no es Corrupto”, usted fue “Víctima de la Corrupción” y tiene todo el derecho de reclamar a los funcionarios públicos la transparencia en sus actos.
Muy diferente es el caso de los centros comerciales, que con favores políticos consiguen exoneraciones de pagos. O los bancos que ofrecen intereses en cuentas especiales para funcionarios públicos que depositan los fondos que administran en esas instituciones. Estos no solo son corruptos sino alimentan aún más la corrupción.
El Departamento de Estado de los Estados Unidos, en un acto, muy contradictorio con la política de Donald Trump y Mike Pence, publicó esta semana que Alejandro Sinibaldi, parte de la familia Castillo-Sinibaldi, no puede él, su esposa y sus hijos, ingresar a territorio norteamericano, porque es parte de una lista negra de funcionarios Corruptos. De la misma manera se mencionó a la ex magistrada Blanca Stalin y familia, meses atrás. No pueden ir a Disney, dice un funcionario gringo, y tampoco invertir, comprar o negociar con empresas.
En el contexto actual, este es un mensaje para los funcionarios salientes del gobierno de Jimmy Morales y Jafeth Cabrera, Diputados, Magistrados y Jueces. La estrategia de modificar la legislación a su favor, protegerse en el Parlamento Centroamericano, no parece funcionar, porque es muy mal vista por el gobierno gringo. Así mismo es una advertencia para los que ingresan con el gobierno de Giammattei.
La Corrupción es el mal heredado de la Colonia Española, erradicarlo no será fácil, pero luchar contra ella es la respuesta de los gobiernos, sí en verdad se quieren afrontar males como: el desempleo, la migración, el analfabetismo, la pobreza, la desnutrición y la delincuencia.
Profesor universitario, académico, profesional de las Ciencias Económicas.