Por Walter Poroj Sacor
Hoy en día las sociedades en general estamos viviendo momentos difíciles de creer, entender y asimilar, únicos en la humanidad de hoy en día, provocados por la pandemia del Covid-19, el mismo ha obligado a cambiar sustancialmente nuestra vida rutinaria, nuestro trabajo, nuestra educación, nuestros planes y proyectos, la vida social, la recreación, la reprogramación de actividades, la resolución de conflictos económicos, de seguridad alimentaria, la administración de emociones y sentimientos al estar confinados en familia.
Solo meses atrás veíamos información internacional sobre la aparición de un nuevo virus, el nuevo coronavirus Covid-19 originado en la ciudad de Wuhan, en China. En ese momento se originó una alarma sobre un virus desconocido, el cual estaba generando enfermedad y muerte de forma gradual; como guatemaltecos era impensable, veíamos muy lejos la posibilidad de la llegada de este virus a nuestro país, esto genero un relajamiento social importante pues tranquilizaba y nos dotaba de mucha seguridad, sin embargo, a partir del 13 de marzo 2020 cuando se originó el primer caso en nuestro país, cambio la realidad convirtiéndose ésta, en pesadilla, preocupación, miedo e incertidumbre constante de nuestro presente y futuro, demostrando drásticamente lo vulnerable que somos como personas, sociedad y país, para contener y responder ante este evento.
Hoy nuestras generaciones, abuelos, padres, hijos y nietos, vivimos una experiencia real e inhóspita, en un aislamiento social, en un estado de calamidad y toque de queda obligado, se nos pide día a día quedarnos en casa el tiempo necesario que dure esta pandemia tratando de no caer en el pánico y psicosis social. Esta emergencia sanitaria nos obliga a realizar y cumplir acciones y tareas simultaneas de responsabilidad individual y social para no contagiar y propagar el COVID 19, acatando todas las disposiciones gubernamentales y sanitarias que existan, por lo que hoy más que nunca debemos ser responsables y coherentes ante las recomendaciones establecidas, “pues literalmente salvar nuestras vidas constituye una prioridad indiscutible”.
El impacto de esta pandemia evidencia nuevamente la realidad de la estructura económica y social de este país, las desigualdades persisten en las áreas geográficas y entre grupos étnicos, y los pueblos indígenas continúan particularmente en desventaja, algo que el censo de 2018 volvió a confirmar. En esencia, hay “dos Guatemalas”, (Banco Mundial) una con buena posición económica y una pobre, una urbana y otra rural, una ladina y otra indígena con grandes brechas sociales y económicas. Esta estructura del sistema guatemalteco, es la responsable de generar confusión diferenciada en opiniones validas de la población en general, sobre que es más importante en estos momentos de crisis sanitaria y confinación, o si la Salud o si la Economía, considerando que ninguna es más importante que la otra, pues ambas son complementarias e integrales dentro de los planes y objetivos de desarrollo social, lo cierto y real no todos los guatemaltecos se encuentran en las mismas condiciones de vida, salud, muchos menos económica, para afrontar diligentemente esta emergencia sanitaria, así como poder responder fácilmente a cualquier disposición gubernamental de confinamiento que limite su accionar por su sobrevivencia, esto se debe entender con sensatez humana para encontrar el equilibrio social y económico para el combate de esta pandemia.
Pero de esta pandemia Covid-19 como en todas las pruebas y circunstancias de la vida, debemos extraer las mejores lecciones aprendidas que nos hagan más fuertes, más resistentes y en la medida de lo posible, más sabios y pensantes desde el punto de vista individual como colectivo, aprender y reaprender que los cambios son importantes y necesarios, administrar la calma ante la adversidad, la tolerancia, la convicción, el respeto, la esperanza, la solidaridad, pero sobre todo la empatía y compromiso por la construcción de una sociedad más justa, más incluyente y más equitativa valorando primordialmente el derecho a la vida. #juntossaldremosadelante.