PUNTUAL
Todos vamos camino a una edad mayor, ojalá fuera en condiciones buenas de salud y con recursos necesarios para una vida de retiro en dignidad. La ley de la vida asegura la longevidad, a menos que pase un infortunio.
El desafío es llegar algún día a la cuarta edad, es decir, sobrepasar los 80 años y que representa “el umbral del camino”. Es la etapa conocida como vejez avanzada. En estos tiempos es un logro, porque la mayoría de las personas que llegan, son afectadas con enfermedades crónicas o discapacidades como el mal de Alzheimer, artrosis, entre tantas. Situaciones que hace que estas personas tengan una dependencia total de sus familiares si es que tienen.
Pero la situación de la cuarta edad puede ser muy difícil y dolorosa para personas en condiciones económicas precarias.
El caso que contó Byron Sosa en las redes sociales ha conmovido a la sociedad: «Quiero compartirles la triste realidad de don Francisco López, quien me comentó que tiene más de 90 años y que para sobrevivir debe de recolectar latas, a pesar de su poca visibilidad, se esfuerza todos los días. Él estaba frente a Claro de la Calle Real del Calvario, zona 1 de Xela. Me partió el alma verlo ahí acostado aplastando latas porque no puede sostenerse por sí solo, le ofrecí ayuda y me dijo «que aún puede hacerlo», entonces le brinde un aporte económico para que pueda comer. Amigos los quiero invitar a que compartan la publicación y si lo ven apóyenlo brindándole una sonrisa, un abrazo y aporte económico para que cubra sus necesidades básicas».
Byron se merece una felicitación porque tuvo esa sensibilidad y porque nos da un ejemplo de amor sincero al prójimo.
La difícil situación de don Francisco es solo un caso de miles que existen y que no vemos, quizás no hay que ir muy lejos, en nuestra vecindad o incluso en nuestras casas puede haber personas que necesitan más que una ayuda material, necesitan amor, paciencia y, especialmente, un poco de atención. Oír a un anciano es una de las mejores experiencias de vida. No lo hacemos porque siempre andamos corriendo afanados y preocupados por otras cosas, pero la vida, por medio de este ejemplo, nos está exigiendo un poco de atención a los adultos mayores.
Me agrada que varias personas quieran buscar y ayudan a don Francisco, pero estoy seguro de que no debemos buscar mucho ni muy lejos, para encontrar a alguien con mucha necesidad y extenderle una mano amiga.
Los adultos mayores son la reserva de la sabiduría y la muestra de la gracia de Dios en la vida de todos, por ello, hay que valorarlos, respetarlos y hacer algo por ellos; en la medida de las posibilidades de cada uno, ayudarlos siempre.
En todos lados hay adultos mayores que un día dieron lo mejor de su vida para otros y que un día tuvieron la edad que tú tienes ahora.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación, con tres maestrías en diferentes campos y Doctor en Investigación en Educación. CEO de La Voz de Xela, conferencista nacional e internacional y profesor universitario.