La tragedia ocurrida el 23 de noviembre en un sector del mercado de la terminal Minerva, zona 3 de Quetzaltenango, dejó escenas de angustia, esfuerzo, esperanza, desesperación y dolor.
Todo empezó alrededor de las 18.15 horas, cuando se alertó de que en un local comercial denominado «Primavera», donde se almacenaban juegos pirotécnicos, había un incendio, que habría iniciado por un cortocircuito. Las circunstancias del hecho avizoraban una grave situación.
Al lugar acudieron bomberos voluntarios de Xela y de muncipios y departamentos cercanos, así como voluntarios de la Cruz Roja, agentes policiales y de la Policía Municipal de Tránsito, y elementos del Ejército; además de miembros de dependencias municipales e instituciones, como Comred. Los cientos de comerciantes y personas que se aglomeraron corrían entre el humo, mientras se escuchaban explosiones. Uno de los factores que afectó la labor de los rescatistas fue la falta de abastecimiento de agua, para lo cual requirieron ayuda de una empresa que proporcionó cisternas.
Al final, después de seis horas, los socorristas, por momentos con ayuda incluso de comerciantes, controlaron las llamas que arrasaron con al menos dos locales. Aún no se cuantifican las pérdidas, sin embargo, el hecho más lamentable es el fallecimiento del oficial uno de la Quinta Compañía de Bomberos Voluntarios de Quetzaltenango, Ciro Edgardo Camey Ovalle, de 41 años, quien permaneció durante varias horas dentro de la bodega incendiada.
En el lugar del siniestro, Hugo Urízar, de gestión de riesgos de la Municipalidad, dijo que buscarán prevenir a la población para evitar que venda productos de pirotécnia, por lo que plantearán mover esas ventas a otro punto o incluso suspenderlas, de llegar a ser necesario.
El siniestro hizo recordar lo sucedido en julio de 2015, en el Centro Histórico, en un incendio que consumió 11 locales comerciales, y que fue controlado en cinco horas con 30 minutos.