¿Recuerdas la historia viral que publicamos acerca de una docente que decidió festejar el Día del Maestro (25 de junio) con tres niños vendedores de chicles en un restaurante de la zona 1 de Xela?
Esta es una de las imágenes publicadas en la historia que se volvió viral.Tras la publicación, La Voz de Xela dio seguimiento a la historia y conversó con la maestra para conocer más acerca de su vida y de su motivación para realizar ese gesto de amor al prójimo.
Se trata de Emilly Dayanara Castro, de 25 años, quien comentó que es hija de madre soltera, quien le ha inculcado principios y valores éticos, morales y profesionales.
Castro estudió la primaria en la Escuela Roberto Molina y el básico y diersificado en el colegio Encarnación Rosal donde se graduó cuando tenía 17 años como Maestra de Primaria Certificada en Educación Especial y desde entonces ha forjado una carrera en el ámbito educativo donde ha impartido clases en los niveles primario, básico y diversificado en diversas instituciones.
Además, es profesora de Enseñanza Media con Orientación en Pedagogía y Psicología, y licenciada en Pedagogía con Orientación en Administración y Evaluación Educativas Cum Laude por su alto promedio.
Sin embargo, se caracteriza por ser una mujer humilde, inquieta, emprendedora, soñadora y multifacética que se ha desempeñado como maestra en distintas instituciones, jugadora de baloncesto, cantante, escritora, modelo, reina de belleza, jurado calificador en eventos de belleza, asesora educativa, integrante de coros católicos y actualmente es madre de un bebé de un año y tres meses.
“Pienso que el amor al prójimo es algo que todos debemos practicar. El haber compartido un almuerzo y una charla con los niños fue algo que me nació del corazón y sé que con esa pequeña acción no cambié por completo sus vidas y la realidad que afrontan pero al menos pasaron un momento feliz. Insto a las personas a realizar acciones que, quizá para unos sean pequeñas pero para las personas que viven penas sean grandes”, expresó.
“En lo laboral he vivido muchas experiencias gratificantes, por ejemplo, estudiantes que han dejado huella en mí y yo en ellos porque hasta la fecha me llaman, escriben y visitan. Ha sido mi dicha y plenitud ser docente. Soy una simple mortal e imperfecta mujer, con defectos, que comete errores y que pasa por desavenencias, pero también con virtudes como la resiliencia”, concluyó.